~Tear~

[hide=Estilos]
Narración: Escitura normal
Comentarios de Mimiko (la pj): Entre corchetes
Pensamientos y aclaraciones de Mimiko (la autora): Entre paréntesis[/hide]

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[Yo... me llamo Mimiko, tengo apenas 14 años y hace diez años que vivo en Tokyo. Estoy en octavo grado del instituto, pero jamás me interesó estudiar.
Me gustan un poco los deportes, no para competir, sino para divertirme, como el fútbol y el baseball (en éste último soy muy buena). Dibujar, ésa es mi pasión. Siempre dibujo, constantemente, es mi forma de expresar lo que siento, de cómo veo el mundo... De cómo soy yo.

Pero francamete, mi infancia fue una mierda, viviendo siempre con miedo, presa de celos injustificados hacia mi persona. Diez años de torturas, abusos y golpizas hacia mi madre, mi pequeño hermano Nagai y a mi.
Ése tipo era un borracho perdido, pedófilo y me quedo corta de adjetivos.
Soportar un tipo así durante tanto tiempo se ha convertido en el calvario de mi destruida familia. Digo destruida porque mi padre biológico fue el responsable de ésto.

Pero eso ya no importa... Porque lejos de él ya soy más feliz. Aunque mis dedos ya no sientan nada más que el frío de la nieve, que mis pulmones casi no puedan moverse y que mis labios se hayan tornado color violáceo... Estoy muy feliz.]

Aquella noche él volvió más borracho que de costumbre. Recuerdo que tuve que ayudarlo junto con mi hermano de 11 años a sentarlo en el sofá, y él balbuceaba cosas sin sentido. A kilómetros podía olerse el enfermizo olor a sake, vino y demás bebidas alcohólicas.

-Dejen... no me toquen... papá... papá los quiere...-
-Mami... ¿Qué le pasa a papá? ¿Por qué huele feo? - Preguntó, mirando a nuestra madre a los ojos. Yo hice lo mismo que él, y noté que mi madre estaba igual que yo. Sus ojos estaban vidriosos, y su voz entre-cortada.
-No lo sé Nagai... Pero deben irse a dormir los dos. Ahora - Ámbos asentimos con la cabeza y nos dispusimos a ir a nuestros cuartos.
Era realmente aterrador dejar sola a mi madre con ése tipo, pero tuve que hacerlo. Por suerte Nagai no entendía que era lo que iba a pasar. Él siempre tan inocente...

[Mi hermano Nagai... cómo lo extraño... Aunque vivíamos discutiendo, eramos muy unidos, casi como amigos (que conste que es un casi). Siempre me había quejado con mi madre por haberlo tenido, porque él supuestamente "arruinaba mi vida", pero ahora que no lo tengo a mi lado, entiendo que fui una idiota... Y haberlo dejado a él con ése monstruo... No puedo perdonarme el haberlo hecho.]

Hace diez minutos había llegado a mi cuarto. Podía escuchar a mi madre llorar y gritar que la soltara, y a él insultándola. De pronto empecé a escuchar golpes en la pared. Creí que, como una noche, había empezado a darle la cabeza contra la pared.
Ya no pude soportarlo más. Ahogué un grito cuando sentí que los golpes cesaron...

Me levanté sigilosamente, buscando mis pantuflas entre la oscuridad. Pero al no encontrarlas, me fio directamente a ver qué era lo que había pasado.

Lo que ví me heló la sangre por completo.

-¡Mamá! -
Su ojo izquierdo... había estallado completamente. Los vidrios de sus anteojos estaban esparcidos por todo el suelo... Y partes de su cara estaban llenas de mallugones.

[Así que simplemente escapé. Me fuí antes de terminar peor que mi madre. Salí corriendo así como estaba, en ropa interior, a pesar del frío que hacía. Pero iba a ponerle fin a eso.

Pero... (como toda historia, ésto tiene un GRAN pero) solo conocía el camino de ida y vuelta de mi instituto a mi casa. Tal vez suene ridículo, viniendo de una persona que vivió más de diez años en una ciudad... Pero es que además de golpearme y manosearme, el tipo no me dejaba ir más allá de la puerta de mi casa.

Dí vueltas por la ciudad, hasta que sentí que el frío me congelaba lentamente... Y me dí cuenta de que no podía caminar. Me tendí en la acera, esperando que el frío acabara con su trabajo. Pero no pude evitar sentirme una patética idiota. Pero ahora por lo menos, lejos de mi casa estoy mejor...]

ke tragica tu historia,me hace llorar,pero kreo ke eres buena en la narracion

muy buena historia

es una triste historias si sabes hacer historias